Una marca bien diseñada no solo se ve mejor. Se entiende mejor. Se recuerda mejor. Funciona mejor, respira, se adapta y evoluciona. Como la naturaleza.

Ahora, más que nunca debemos mirar a nuestro alrededor, valorar todo aquello que hay en la naturaleza; sus colores, sus texturas, sus formas… Solo tienes que observar con mayor detenimiento esos los elementos y encontrarás en ellos una gran fuente de inspiración.

La naturaleza, es el sistema vivo por excelencia. Gestiona, se sirve y recicla sus recursos de forma eficiente y continua. Todo en ella está calculado. Todo pasa por algo y todo se aprovecha. Con casi 4.000 millones de años de experiencia, la vida y los organismos del planeta son un excelente modelo a imitar en todos los aspectos de nuestra vida; En otras palabras, la naturaleza nos lleva millones de años de ventaja, de ahí que nuestra especie utilice la naturaleza como fuente de inspiración constantemente.

Así como la naturaleza organiza, recicla y evoluciona con sentido, una identidad visual bien diseñada debe funcionar como un sistema vivo: coherente, adaptativo y eficiente.

En la naturaleza, nada es aleatorio: cada forma tiene una función, cada estructura responde a una necesidad, y todo está conectado. Una marca debería comportarse igual. Cuando el diseño gráfico se inspira en ese orden natural —y no en tendencias vacías—, la identidad crece con solidez, propósito y longevidad.

La identidad visual de una empresa debería funcionar como un ecosistema: viva, coherente, eficiente y en equilibrio con su entorno.

Bosque de las hadas - Marignac
Bosque de las hadas – Marignac 2020